Hanta Virus fue el diagnóstico. Con 29 años, casado y con una hija, su futuro prometía algo más que cuatro días de vida. Su esposa, viuda a los 27, tuvo que poner su mayor voluntad para festejar el cumple de tres de la nena. Ya estaba todo arreglado, habían ido juntos hacía un mes a alquilar el pelotero. La fiesta fue un despilfarro de falsa alegría y la chiquita que no paraba de preguntar por el padre. "Está en el cielo, con Dios", le contestaba y se contestaba la mamá. Ahora, siempre que quieren sentirse más cerquita de él, van a la plaza juntas y tiran un globo de helio. Se acuestan a mirar, mientras sube y sube, hasta que desaparece. "Listo mamá, ya lo agarró".
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Me hiciste llorar Florencia!
ResponderEliminarPueden ser tan dulces y puros los nenitos... es increíble.
Ojalá fuésemos más como los nenitos...
ResponderEliminar¡Qué emo-suicida-blogger depressed estás! Yo toqué fondo con el de la despedida de Agea (no podría elegir entre zonales u olé). Pero este le gana.
ResponderEliminarEsa foto me resulta conocida.
ResponderEliminarLindo texto. Siempre quise ser un globo de helio.
Saludos.-