El cajón vacío es el símbolo de la partida. Se tiran esos papeles que están ahí juntando tierra hace meses "por si alguna vez los necesito". Saco la taza que me acompañó cada día y que alguna que otra vez provocó peleas con mi compañero de banco. Me la llevo a casa, pero siempre va a ser de acá. Guardo el CD de esa banda del Oeste que nunca escuché, el platito y los cubiertos, el mapa de MI zona. Me quedo con los recuerdos, tantos mates y cafecitos -lo más difícil era conseguir la bendita moneda-, los almuerzos en el cuartito, el frío en pleno verano y el calor en invierno, las charlas sobre hombres y amor, las discusiones sobre temas existenciales que nunca tendrán respuesta y las peleas perdidas a la hora de decidir la música que se escuchaba -hasta lograron que me gusten Los Redondos-. La última cartelera, la última nota, el último vecino, el último saludo, el último beso y este nudo en la garganta que funciona como dique a mis incontenibles lágrimas.
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Habrá muchos cajones vacíos esperando ser llenados.. El que hoy vaciás sabe mejor que nadie que tu capacidad, tu fuerza y tu empeño brillarán en muchos otros lugares.
ResponderEliminarEsto ha sido sólo el comienzo, y pronto ya recuperarás esos "últimos" que hoy pensás que estás abandonando...
ADELANTE!
Supongo que es bueno reparar en el final. Para poder soltar y seguir. Supongo también que no queda más opción que confiar en aquellos que dicen que lo que viene: será mejor. Beso grande!
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