miércoles, 1 de julio de 2009

Sin parapente


Y una vez más me encuentro arriba de la montaña, mirando el precipicio. Me encantan las alturas, amo el vértigo y si hay algo a lo que no le tengo miedo es a la sensación de vacío que genera una abrupta caída. Eso sí, nadie sería tan tonto como para tirarse sin parapente. Y esta vez, siento que no lo tengo. Sin embargo, nunca estuve tan decidida a saltar. Asumo el riesgo del golpe y no sigo ningún consejo, por sensato que parezca. A lo sumo, quedaré con un par de machucones, pero con el sabor dulce de haberlo intentado. Prefiero la adrenalina de hacer lo que siento a la comodidad de quedarme arriba mirando el paisaje hasta que me aburra. Eso sí sería tonto.


"Mi vida fuimos a volar con un solo paracaídas
uno sólo va aquedar volando a la deriva.
Vivir así no es vivír, esperando y esperando
porque vivir es jugar y yo quiero seguir jugando"

2 comentarios:

  1. A saltar se ha dicho!!!
    esa es la actitud!!!!!!!!!!!
    después de todo el golpe no fue tan duro no? no te dejo sabor amargo no?!


    la cancion habla por si sola no puede ser maaaaaas lindaa!!! y sigamos jugando!!!!!!!!!!!

    te quiero menor!!!!!!!!

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  2. esos momentos hay que aprovecharlos. claro que sí. ojalá que saltes y el viento te acaricie la cara!

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