Tres minutos. Solamente tres minutos alcanzan para enamorarte de tu compañero de aerosilla. Lo venís mirando en la fila, rogás que te toque al lado y cuando por fin te sentás con él, lo único que se te ocurre decir es: "Está linda la nieve". Como si no estuviera exactamente igual que siempre: blanca, fría. Y de pronto te contesta: "Sorry, I don´t understand". La pucha, esto se pone difícil y quedan sólo dos minutos. Rogás que se pare la silla, que se desate una tormenta o lo que sea, mientras buscás en tu cabeza todo lo que aprendiste de este idioma que de una vez por todas te va a ser útil. Se acerca el final del viaje, se sube la barra y "Bye, see you", cuando sabés que con las miles de personas que suben y bajan es prácticamente imposible que lo vuelvas a ver. ¿Alguno de esos amores fugaces de aerosilla habrá durado?.
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jajaja, muy simpático.
ResponderEliminarodio las aerosillas. Y de a ratos, las alturas.
Saludos.-
Justo te iba a invitar a tirarnos en paracaídas y el plan b era volar con el loco que va por la playa dando vueltas en avioneta... mejor pienso en otra opción, no?
ResponderEliminarme gusta más jugar al Winning Eleven en la PlayStation. Yo juego con el Inter.-
ResponderEliminarAy, tremendo. Tremendo. Yo un día me enamoré de un israelí que viajó en camión conmigo en Bolivia (componete situación). El viaje duró unas horas de las cuales, muchas, pasamos leyendo. El, en ebreo (componete la situación). Cruzamos algunas palabras en inglés, nos prestamos manteca de cacao y comimos carne de caballo en un puesto de ruta, junto a algunos más (componete situación). Nada, ningún final feliz: see you!
ResponderEliminarQué historia! Vale la pena aunque no tenga final feliz! Imaginé toda la situación! Muy buena...
ResponderEliminarOhhh sí, pero más normal es el compañero del colectivo jaja, aunque... jamás te va a tocar uno como la gente
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