Cuestión de piel

Uno te invita a salir, a cenar, al cine y cumple con todo eso que siempre quisiste encontrar en un hombre. El otro te boludea, te llama cuando la novia lo deja, le gusta tenerte ahí y chamuya 25 de las 24 horas del día a cuatro de cada tres mujeres. Uno es ideal, el otro, mejor perderlo que encontrarlo. Sin embargo hay algo, algo que no podés controlar, algo que te controla, algo que te provoca. Algo. Son los besos, la piel, la voz, las palabras, un poco de todo o todo de poco. No. No es eso. O quizás sí. En parte. No sabés qué, pero estás segura de que hay algo. Sólo eso. Algo.

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"Amor.

Es un impulso que va bien o va mal

El que manda es él.

Es cuestión de piel"

Evidente

Charlar con el amigo de un amigo de un amigo y que me diga lo mismo que me dicen todos mis amigos y los amigos de mis amigos me hace ver que eso que yo sé, lo sabe todo el mundo. Pero lo mejor de los consejos de esos hasta ayer desconocidos es que dan en el clavo con la sinceridad impune de saber la mitad de la historia y no necesitar más para encontrarla tan igual a otras tantas. Es que no hay que saber demasiado para hablar de algunas cosas que no se destacan por su originalidad. "Si va, va, y si no va, no va". Tan cierto, exacto, matemático y evidente. Y a otra cosa.

Pequeña Flor

No sé si ahora soy grande, pero no hay duda de que antes era chiquitita...

El loco

Confieso que me volví adicta a las pastillitas Sweetarts de Wonka, a los jueguitos de Facebook, al máximo del calefactor y a juntar los billetes de dos pesos para el programa de Julián Weich. Confieso que antes miraba Casi Ángeles porque mi hermana no me dejaba poner otra cosa en la tele, pero ahora lo pongo cuando no está ella. Confieso que he boicoteado hábilmente a los chicos que no me gustaban para mis amigas. Confieso que descubrí que ellas hacen lo mismo con los mios. Confieso que ya no me cuido tanto de la gripe porcina, pero le digo a mi mamá que sí. Confieso que tengo tanto para hacer que no hago nada porque de tanto tiempo que tengo, no tengo tiempo. Confieso que pongo el celular donde tenga señal por si me llega un mensaje de él. Confieso que no quiero que sea hoy a las 12 de la noche y que mi edad de pronto se transforme en el número del loco.

Boomerang

Volver a salir con vos después de tantos años sería darme el gusto que me sacaron esas amigas envidiosas que me hicieron la vida imposible desde que empezaron a verme como "la competencia". Eras el trofeo mayor de ese colegio lleno de chicos que se hacían más problemas de lo común y que solían tener turnos de varias horas semanales con el psicólogo. Pude descubrir por qué era que todos lo veían tan necesario cuando la directora me dijo que necesitaba "ayuda externa" por una pelea típica de nenas de 14 años. Lo mejor eran los recreos y todos los proyectos extracurriculares que hacía para verte. Fue así que terminé en las Olimpiadas Matemáticas, el Modelo de Naciones Unidas, el programa de radio, el proyecto solidario y al final con vos.

Después de eso, mis amigos se acotaron a los varones y a las dos únicas mujeres que no estaban atrás tuyo. El resto, todavía habla mal de mí en las reuniones de reencuentro a las que obviamente no me invitan.

Consiguieron lo que querían. Me fui y las dejé con vos. Y ahora, tantos años después, resulta que la casualidad nos vuelve a juntar. Me encanta volverte a ver y me encanta saber que ellas dijeron que me salí con la mía.

"Hay un boomerang

en la city, mi amor.

Todo vuelve,

como vos decís"

¿La sensación térmica es diferente para todos o algunos somos un poco más exagerados?

Rúcula

Ya no quiero estar con vos, no me interesa, tus charlas no me divierten y me importa muy poco todo lo que te pregunté sobre tu vida. Lo hice por lo que mamá llama "buena educación" y supongo que de tu parte habrá sido igual. Pero, ¿por qué no te puedo sostener la mirada?. Debe ser la primera cena en la que descubro que mis platos son blancos y que el mantel rojo tiene unos bordaditos que nunca había notado. De tanto mirar la comida hasta encontré una rúcula con forma de corazón. ¿Desde cuándo las rúculas tienen formas?. A eso le siguió la disputa por quién levantaba los platos, que nos encontró agarrando el mismo de un lado y del otro. Después el juego de cartas, cuando descubrí que si mirás la mesa en lugar de los jugadores ves cuando te quieren hacer trampa. En eso a alguien se le ocurre un fantástico plan: "¿Por qué no vamos todos juntos a Las Leñas?". ¡Qué buena idea! Seguro encuentro lindas formitas en la nieve y las uno a mi rúcula de colección.

Libros vs cama

No sé si funciona estudiar en la cama, pero estar acostada escuchando la lluvia es lo mejor.

Ortografía

¿Cómo se te ocurre venir así sin avisarme con tiempo? Todavía no hice la lista de las causas por las cuales tengo que olvidarme de vos. Voy a empezarla ahora. Me vuelve loca que tengas faltas de ortografía. Terrible faltas. Sos un desastre. Y a mí que me obsesionan esas cosas, sino preguntale a mi hermana que la otra noche me escuchó sonámbula repasar las reglas. Creo que estoy enloqueciendo. Igual no nos vayamos por las ramas. Vos me estás enloqueciendo. No me hables, no me mires, no te sientes enfrente mio, al lado menos, no me preguntes cómo estoy -bien hasta que viniste, gracias-, no juegues al ping pong con mi papá y no pruebes su vino de reserva, no te hagas el bueno con mi mamá, no digas lo rico que está el asado ni te ofrezcas a ayudar, nada de Play con mi hermano ni chistes con mi hermana. Dejá de querer parecer el hombre perfecto porque no lo sos, sino mirá la lista que tengo en tu contra: faltas de ortografía, y... ¿No es suficiente?.

¿Cuánto tiempo es para siempre?

Amigos

La de la pollera por el cuello, la que sabe qué tipo de hombres le gustan, la que me dice lo que no tengo que hacer pero no se enoja cuando lo hago, el que me viene a pedir algo a casa a las 12 de la noche y me trae un Tofi, el que se queja porque no me visto linda para salir con ellos, la que me manda mensajes para decirme que llegó bien, la que usa el mismo talle de ropa que yo, el que sabe todo de computadoras, la que canta todas las canciones entonando, el que escribe excelente, la que duerme todo el día salvo que yo la despierte, el que siempre se acuerda de cómo usaba mi guardapolvo en la escuela, la compañera de banco de primer grado, la que se va a casar, la que me aguanta todas las mañanas, la que me acompaña a mis vacaciones, el que me escucha, el que hace de cuenta que me escucha, la que no cuenta nada, la que se parece tanto a mi, el que es bien diferente. Los que se ríen conmigo, los que lloran, los que están siempre, los que necesito. Aunque sea un día comercial, ficticio o lo que sea, a mis amigos que están a favor y en contra de este día aprovecho para decirles que los quiero mucho. Hoy y cada día.

Gracias por cada una de esas sonrisas.

Alguien

El problema no es encontrar con quién salir el sábado a la noche sino alguien para pasar el domingo a la tarde viendo una peli mientras afuera hace frío. El problema no es encontrar con quién hablar de la gripe A sino alguien a quien no le importe estar con vos aunque tengas fiebre. El problema no es encontrar con quién ir al cine sino alguien que me acompañe al teatro a llevar a mis primos en vacaciones de invierno. El problema es encontrar a la persona con quien salir a bailar, tomar un café, recorrer un museo, pasear por el zoológico, hablar, callarse, putearse, besarse, mirar las formas de las nubes, dormirse, hacer un trámite, sentarse en la plaza, ir al peor cumpleaños del mundo, visitar al familiar más aburrido y al más divertido, comer ñoquis el 29 y pedir pizza el viernes a la noche. Me parece que el problema es que mi papá me leía muchos cuentos de princesas antes de irme a dormir.

Amores de aerosilla

Tres minutos. Solamente tres minutos alcanzan para enamorarte de tu compañero de aerosilla. Lo venís mirando en la fila, rogás que te toque al lado y cuando por fin te sentás con él, lo único que se te ocurre decir es: "Está linda la nieve". Como si no estuviera exactamente igual que siempre: blanca, fría. Y de pronto te contesta: "Sorry, I don´t understand". La pucha, esto se pone difícil y quedan sólo dos minutos. Rogás que se pare la silla, que se desate una tormenta o lo que sea, mientras buscás en tu cabeza todo lo que aprendiste de este idioma que de una vez por todas te va a ser útil. Se acerca el final del viaje, se sube la barra y "Bye, see you", cuando sabés que con las miles de personas que suben y bajan es prácticamente imposible que lo vuelvas a ver. ¿Alguno de esos amores fugaces de aerosilla habrá durado?.

No sé

Sabés qué decir para que no deje de pensar en vos. Prendés la mecha del fuego artificial y te escondés antes de ver las luces de colores. No te animás a dar el primer paso y tampoco el segundo. Y yo, todavía no sé qué es lo que sigo esperando de vos.

Esa canción...

La música tiene esa capacidad de llevarte a un lugar, de traerte un olor familiar, un lindo recuerdo. Te sube el ánimo o te lo tira abajo del sillón, en ese único lugar que no alcanzás por ninguno de los costados. La radio funciona como ruleta rusa que tira y tira hasta que PUM, "Seminare". No estaba preparada para escucharla, nunca lo estoy. Tres acordes y ya lo extraño. Entonces llega Julieta Venegas con su "Limón y sal" y todo empeora. No sé por qué, pero me hace acordar a su novia. Y en esta seguidilla de temas caen "Crímenes perfectos" y "Me estás atrapando otra vez" con una reflexión que casi parece salir de mi mente: "tú me estás atrapando otra vez, contigo sólo puedo perder". La cosa mejora al son de Juan Luis Guerra que cante lo que cante siempre me pone de buen humor. Suena un mensajito con "Chorando se foi" y me recuerda no sólo a ese original amor de verano, sino también que quiero saber bailar bien la lambada. "Pasame la botella" es toda de ellas y ni hablar de "Sh, sh, nadie lo sabrá". "Amigos" de los Enanitos verdes y "Tratar de estar mejor" serán súper trilladas pero eso no quita que me pongan la piel de gallina y hagan que se me escape alguna lágrima. Cada viaje, cada despedida, cada amigo, cada amor. Todos se graban en alguna canción, en alguna letra y, por más escondidos que estén en la mente, vuelven al recuerdo en ese estribillo.

Sí mamá

Sí mamá, me lavé las manos. Sí mamá, me las volví a lavar. Sí mamá, te dije que me lavé las manos hace dos minutos, hace diez y hace veinte. ¡Por favor! Si esto sigue así antes que me agarre la gripe, me voy a quedar sin manos. En fin, así son las madres. Y eso que todavía no consiguió el alcohol en gel. No quiero ni imaginarlo.

Recomendación de mamá: Lávense las manos antes, durante y después de cada cosa que quieran hacer. Ah! Y por las dudas vuelvan a lavárselas.

Sin parapente

Y una vez más me encuentro arriba de la montaña, mirando el precipicio. Me encantan las alturas, amo el vértigo y si hay algo a lo que no le tengo miedo es a la sensación de vacío que genera una abrupta caída. Eso sí, nadie sería tan tonto como para tirarse sin parapente. Y esta vez, siento que no lo tengo. Sin embargo, nunca estuve tan decidida a saltar. Asumo el riesgo del golpe y no sigo ningún consejo, por sensato que parezca. A lo sumo, quedaré con un par de machucones, pero con el sabor dulce de haberlo intentado. Prefiero la adrenalina de hacer lo que siento a la comodidad de quedarme arriba mirando el paisaje hasta que me aburra. Eso sí sería tonto.

"Mi vida fuimos a volar con un solo paracaídas

uno sólo va aquedar volando a la deriva.

Vivir así no es vivír, esperando y esperando

porque vivir es jugar y yo quiero seguir jugando"