Estás apostando las últimas fichas en estas elecciones intermedias que pueden claramente definir el rumbo. No te jugás la última carta, porque no te la jugás, nunca te la jugaste y nunca te la vas a jugar. No te bancás el cambio, ese fue siempre el problema. No estás dispuesto a elegir, querés todo. Siempre orgulloso, siempre egocéntrico, esperando hasta el último segundo para reconocer la derrota, que jamás vas a reconocer del todo.
Admito que todavía no perdiste, pero para ganar es necesario el cambio. Incluso imagino que hasta tu mamá votaría por eso -sí, sobre todo ella-. Todavía quedan las presidenciales pero te aseguro que por mis pagos la oposición es cada vez más fuerte.
Una tregua
ResponderEliminarEl gran error es no cerrar la boca cuando se debe y asumir la culpa. No me extraña que el Sr. sea tan soberbio y orgulloso, mal por él, no sabe lo que se perdió.
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