
Siempre para adelante y a la vez tan en el mismo lugar. Girando. A veces lento, a veces rápido, parada, sentada. Quince minutos y las gotas empiezan a recorrer mi cuerpo. Primero por la frente, después por el pecho. Cuesta arriba y el calor se hace insoportable. La fuerza dibuja -o desdibuja- muecas en mi cara con marcas rojas. Cuesta abajo y las piernas van más rápido de lo que puedo controlar. Vos siempre ahí adelante, a la misma distancia, concentrado, lejano. Tenés algo, algo que hace que ame ese lugar, que me quede para las abdominales extras y que, como siempre, tan adolescente, busque tu mirada con el único fin de bajarla en el momento en que la encuentro.
Siempre más... siempre me quedo después de hora, siempre pido más tarea, siempre levanto la mano y las marcas rojas sólo se hacen en mis mejillitas (::) vos sabés!
ResponderEliminarTe quiero amiga!
Sabía que llegaría este momento.
ResponderEliminarY eso me pone feliz.
La última frase me encantó.
Saludos.-
Coincido: la última frase es gráfica, genial. Y qué lindo cuando eso pasa. Beso grande y cuidado con los sapos!
ResponderEliminarel profe debe estar muy bueno jaja
ResponderEliminaro será ese chico que ocupa la bicicleta de adelante y que siempre te da la espalda, excepto cuando se baja?
hermoso florcho, de algo tan cotidiano, algo tan poético
bsos