Empecé a armar un castillo en la arena. Primero lo pensé, decidí el lugar, el tamaño, la cantidad de columnas. Tenía que tener una muralla sin duda. Cuántas veces ya me lo habían tirado las olas. A pesar de estas experiencias, una vez más lo hago cerca del mar. Y sí, el hombre es el único animal que se tropieza dos veces con la misma piedra, aunque yo diría que muchas más.Siempre está el que casi te lo pisa, pero a último momento salta, o el perro que pasa corriendo demasiado cerca. Pero nada lo derrumba. Está casi terminado, sólo faltan los caracoles. Siempre me olvido de juntarlos antes de empezar. Voy a buscarlos, pero cuando vuelvo, el castillo ya no está. El agua se lo llevó. Las murallas tan altas y fuertes que había construido, resultó que eran sólo de arena.Así es la vida, cuando uno tiene el castillo casi terminado viene una ola y lo tira. Y uno se queda ahí, mirando al mar, con los adornos en la mano y piensa: la próxima lo hago un poquito más lejos. Quizás alguna vez lo termine.
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La historia se repite, CADA VEZ!
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