martes, 20 de octubre de 2009

Domesticar


-Buenos días -saludó el zorro.
-Buenos días -contestó amablemente el principito que al darse vuelta en dirección a la voz no vio a nadie.
-Si me buscas, aquí estoy -aclaró el zorro- debajo del manzano...
-Pero..., ¿quién eres tú? -preguntó el principito- Eres muy hermoso...
-Soy un zorro -dijo el zorro.
-Acércate..., ven a jugar conmigo -propuso el principito- ¡Estoy tan triste!...
-¿Jugar contigo? No..., no puedo
-dijo el zorro- Aún no estoy domesticado.
-¡Ah! Perdón -se excusó el principito.
Interrogó, luego de meditar un instante:
-¿Has dicho "domesticar"? ¿Qué significa "domesticar"?
-Tú no eres de aquí -afirmó el zorro- ¿Puedes decirme qué es lo que buscas?
-Busco a los hombres -respondió el principito- Dime, ¿qué significa "domesticar"?
-Los hombres -intentó explicar el zorro- poseen fusiles y cazan. Eso es bien molesto. Crían también gallinas; es su único interés. Tú buscas gallinas, ¿verdad?
-No
-dijo el principito- Busco amigos. ¿Qué significa "domesticar"?
-¡Ah!..., es una cosa muy olvidada
-respondió el zorro- Significa "crear lazos".
-¿Crear lazos?
-preguntó el principito.
-Así es -confirmó el zorro- Tú para mí, no eres más que un jovencito semejante a cien mil muchachitos. Además, no te necesito. Tampoco tú a mí. No soy para tí más que un zorro parecido a cien mil zorros. En cambio, si me domesticas..., sentiremos necesidad uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para tí único en el mundo...
-Creo que empiezo a entender -dijo el principito- Hay una flor... Creo que me ha domesticado.


(El principito)

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