viernes, 27 de noviembre de 2009

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Finales

Siempre me costaron los finales. Y así ando por la vida con un montón de historias a medio terminar, algunos libros marcados en el anteúltimo capítulo y ciertos amores que van y vienen porque nunca terminaron de irse, porque nunca los dejé ir. Las remeras nuevas que no van a reemplazar el lugar de las viejas en el placard, y así hasta que un día me doy cuenta de que más que un placard parece el arcón de los recuerdos. Quiero otras historias, otros libros, otros amores, pero es tan difícil poner punto aparte y arrancar otro capítulo sin el sabor de que el anterior quedó inconcluso. Me gustaría poder encarar nuevas cosas sin necesidad de dejar las anteriores pero no siempre se puede. Entonces lloro y pataleo, y busco la forma de ir por el medio de los dos caminos para ir un poquito por cada uno. Todavía no aprendo que de esa forma se termina no estando en ninguno.
Para solucionar mi dilema con los finales decidí que podía empezar ordenando el placard -con la ayuda de mi hermana que siempre tiene una buena razón para hacerme tirar y regalar las cosas que me quiero quedar aunque no sirvan- y todo iba bárbaro hasta que encontré una carta. Justo esa carta.

Amores con finales abiertos 1 - Princesa Scarlatta 0

jueves, 19 de noviembre de 2009

Colegio


Es extraño volver a ver esa foto y vernos a todos así, tan chiquitos, cuando yo estaba convencida de que era grande. La maestra, los recuerdos sobre el compañerito que se dormía en clase, el chico que me gustaba tanto que creí que nunca más iba a querer a nadie así, los amigos que siguen siendo amigos después de tantos años, los que no volví a ver y los que muero por ver de nuevo. El patio. Ese patio que me vio ser Sailor Moon y Power Ranger, el que corrí de punta a punta y donde bailé cada paso de Chiquititas. El palo borracho que tiraba algodón en alguna época del año. Tengo ganas de volver a ver si realmente las ventanas son tan altas y el patio tan grande.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Corazón


Este corazón está cerrado por reformas y ya no quiere ni salir. Se queda ahí escondido en el desordenado cajón de la mesita de luz, justo entre las curitas y la Adermicina. No es fácil convencerlo, últimamente se volvió algo fóbico y no tengo ganas de contradecirlo. Siempre tuvo un carácter cambiante, un tanto histérico. Bastante histérico. Pero ahora no. Ahora se volvió caprichoso, pesimista, miedoso. ¿Y yo qué voy a hacer?. Intento no escucharlo, salgo sin él, lo dejo ahí escondido y cierro con llave porque se le ocurrió que alguien puede entrar a robarlo. ¿Quién se lo va a querer llevar así todo machucado con tantas otras chucherías lindas que hay en el cajón?. Y a mí no me va tan mal sin él, pero tampoco se siente bien ese hueco que dejó vacío. Así que nada de amor hasta que el corazón se anime a salir de su escudo de gasas y algodones.

martes, 3 de noviembre de 2009

Meterte en la ducha y darte cuenta de que se apagó el calefón es un gran final para un mal día. Si te pasa a la mañana, mejor ni salgas.